La Basílica Menor y Convento de San Agustín, ubicada en el corazón histórico de Lima, frente a la plazuela del mismo nombre y a pocas cuadras de la Plaza Mayor, es una joya arquitectónica y religiosa. Desde su fundación, ha sido administrada por los frailes agustinos y pertenece a la Provincia Nuestra Señora de Gracia del Perú.

Ubicación en la Ciudad

La Iglesia de San Agustín se encuentra en la intersección de la cuarta cuadra del jirón Camaná, también conocido como calle de Lartiga, y la segunda cuadra del jirón Ica, conocida como calle San Agustín.

La fachada de la iglesia es un magnífico ejemplo del estilo barroco churrigueresco, ricamente adornada y esculpida en piedra. Terminada en 1710, consta de tres calles y tres cuerpos, con la calle central del primer cuerpo albergando la puerta de entrada. Sobre la puerta se encuentra una cornisa con un arco vertical, característica distintiva del barroco peruano. En las hornacinas de la fachada se encuentran diez imágenes, destacando la figura de San Agustín en el centro.

Esta iglesia es especialmente significativa por ser una de las dos portadas churriguerescas que aún se conservan en Lima, junto con la portada de la Basílica de La Merced. Del templo original, solo quedan el frontispicio y los muros laterales.

Descripción del Interior

El interior de la iglesia alberga valiosas obras de arte, como la sillería del coro, realizada por Pedro de Noguera y su taller, la cajonería de la sacristía, el artesonado de la antesacristía, una notable colección pictórica y el patio del claustro principal con sus hermosos portales.

En la sala capitular destaca la antigua cátedra tallada por el escultor Juan García Salguero, con la colaboración de Luis de Espíndola, así como algunos lienzos de la escuela italiana y la escultura de La Muerte, creada por Baltazar Gavilán a principios del siglo XVIII.

Historia

La iglesia ha ocupado el mismo lugar desde su fundación en 1573 por Luis López de Solís. Ha sido reconstruida en varias ocasiones debido a los terremotos que han azotado Lima y a los cambios provocados por la vida política agitada del Perú. Uno de los eventos más significativos fue la reconstrucción tras el devastador terremoto de 1746, que causó graves daños y resultó en una restauración completa en 1751.

Otra reconstrucción importante ocurrió tras la guerra civil de 1894-1895, cuando la iglesia sufrió daños considerables por metralla durante los combates entre las fuerzas caceristas y pierolistas, lo que llevó a la demolición de su torre.

Conclusión
La Basílica Menor y Convento de San Agustín no solo es un monumento religioso, sino también un tesoro cultural y arquitectónico de Lima. Su rica historia, su magnífica fachada barroca churrigueresca y su valioso interior la convierten en un lugar imprescindible para quienes desean explorar el patrimonio histórico y espiritual de la capital peruana.

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